lunes, 6 de junio de 2011

DEBAJO DE LA ARENA SE ESCONDEN LOS ADOQUINES.

Nuestros niños. De la neurosis a la esquizofrenia.

Nuestros niños. O sea todos nosotros; Recurrimos al estado alterado de conciencia como lo hicieron en sus día nuestros padres y nuestros abuelos para refugiarnos una vez mas de la opresión de la dictadura de la mercancía. Buscamos guarecernos del mismo mal.


Pero a diferencia de nuestros padres o nuestros abuelos no pedimos refugio mental para emanciparnos temporalmente de una represión neurótica de nuestras vidas, bajo las formas, familia, trabajo, rutina, aburrimiento.... . No disponemos la mayoría de nosotros de un trabajo fijo, estable y rutinario; Por otro lado la mayoría de hogares han implosionado , formando una suerte de parcelas individualizadas. Parcelas habitadas por seres extenuados bajo el yugo de miles de imágenes en cascada sobre mercancías que se venden a través del televisor. En esta vorágine semiótica se hace difícil hablar de aburrimiento, no como mínimo como lo conocían nuestros padres, quizás habría mejor de hablar de agotamiento, quizás de sin-sentido, quizás sencillamente de colapso y desorientación.


Nuestros niños ya no navegan por las calles con la ralla en medio del pelo y la corbata atada a la mandíbula. Nuestros niños ya no se empalman o mojan las bragas con la visión de un tobillo. Nuestros niños siguen recorriendo las calles que edifica la mercancía pero esta vez ya no lo hacen como pequeños zombis de lívidos encarceladas sino como tarados esquizoides. Lo hacen como robots de repetición impulsados a consumir y formarse de forma compulsiva según los criterios del rendimiento económico y a producir de forma bárbara (con pocos espacios para la dignidad personal y sin un ritmo humano de trabajo sino maquinal) e intermitentemente (a juicio y disposición del capital naturalmente que integra y desecha del trabajo de forma compulsiva) bajo la premisa religiosa del Just do it.


Seres hiperestimulados por las formas en que se vende la mercancía, abandonados a un mundo de supervivencia laboral, donde la vida humana se contabiliza mas que nunca en euros. El régimen de esclavitud se mantiene incolumne en su mutación y el colapso informativo y la esquizofrenia competitiva neutralizan al otro .Como escribe Bifo , el cuerpo del otro ,el discurso del otro, se viven desde la lejanía y se hacen incomprensibles. No hay tiempo ni espacio para su comprensión afectiva. Hoy en día mas que nunca el tiempo es oro y no se hacen amigos ni novios ,son sorbitos de placer que se consumen como un producto cualquier ,se utiliza, o quizás sencillamente proyectos, finalmente: Consumo o Negocios.



Así que nuestros niños, ensiliconados, invierten horas en gimnasios y múltiples tratamientos , en tener las ropas adecuadas, en disponer de los complementos del momento para poder ser deseables para sus futuros jefes, para tener los curriculums adecuados, performateados, reinventados para convencer al recursos humanos de turno. Les han echo creer que ya no son trabajadores, son sus propios empresarios y cuando no trabajan se preparan para el trabajo. Ellos no se lo han creído, pero aun así, cumplen y incluso su ocio se vive de una forma muy parecido al trabajo.



El trabajo crea en su reverso el concepto ocio y el ocio se vive como el trabajo. Necesita de pruebas fehacientes, resultados que los demás puedan aprobar (fotos) competitividad (la isla mas paradisíaca, el país mas exótico, la discoteca mas chic donde posar) y invade a muchos el sentimiento de culpa por el trabajo mal hecho (no disfrute lo suficiente, el año que viene o el próximo fin de semana disfrutare mas, una porción mas de placer robada al trabajo/condena). Ahora mientras las fabricas emigran a China, mas que nunca los chavales viven en un centro de producción tercializado, donde la información y la prostitución emocional se hacen los reyes.





Cuando algunos de estos jóvenes quedan excluidos del propio trabajo por intervalos mas largos de los permisibles en el ciclo de consumo o no muestran la suficiente resiliencia o plasticidad mental ante la vorágine, quedan sencillamente: excluidos y desechados. Muchos entran en un proceso de monstruoficación.


El retrato robot de esta pandemia son los niños recluidos en su habitación, viviendo en casa de sus padres, consumiendo mil estimulantes, intentando alejar-se en su parcela de su “realidad”. En la mayoría de casos sus padres disfrutando de la pobre educación sentimental que este país ofrecía a las clases populares derrotadas, se les hace difícil orientar de la forma que ellos entenderían efectiva a sus hijos y se desesperan al verse incapacitados para desencriptar esta fase nueva del capital que se escinde constantemente y derrite la anterior. Se les ha movido el mundo y solo conservan su condición de proletarios.



Quedando la célula familiar noqueada delante de los cambios de la dictadura de la mercancía, solo queda la desesperación y el abandono de las funciones. La supervivencia también en casa. No podemos salvar al hijo pero al menos que sobreviva, que se alimente, que no sufra demasiado, que tenga en la medida de lo posible sus caprichos, sus distractores. Aquí se deja ver la Monstruoficación: ( TDAH, esquizofrenia, bulimia, anorexia, ataques de pánico, toxicomanías..)

Se multiplican los Monstruos hiperactivos , aislados , violentos , esquizoides y deprimidos. Muchos son los jóvenes que han caído en eso y solo les rescatara la coherencia del combate colectivo y las ganas de vivir. Solo saldrán de esa agujero cuando rompan con la mitología social que les acosa (consumo voraz, competencias laborales inhumanas, imagen perfecta ), cuando dejen de exigirse la adecuación al sistema y despierten su talento creativo de forma colectiva.



La monstruoficación no se vive como un problema social, como una pandemia política que asola nuestras ciudades, pues todo conflicto político queda inscrito en el terreno de lo personal ,dejando así a mucha gente indefensa en la amargura de su locura.



La plaga esquizoide se ve muy conectada la situación de precariedad laboral y existencial. Para visualizar un aspecto causal fácilmente narrable podríamos concentrarnos en el trabajo temporal. Hemos de recordar que este campo fue explorado después de que la generación anterior quisiera interrumpir el aburrimiento y la rutina ; Pero la reivindicación del nomadismo laboral fue virado por los tecnócratas del neoliberalismo quedando bajo el control de los esbirros del capital. Se adaptaron y aprendieron a recibir el golpe y a revertirlo. Ellos ahora deciden cuando y como trabajaras y la intermitencia pierde sentido emancipatorio cuando son los empleadores los que la controlan y la deciden. Por otro lado la pérdida de los espacios colectivos propios debilita y ayuda a que el único discurso posible sea el de los medios. Y en los medios lo que asola tu vida, lo que la desertiza no es un problema, no es ni noticia, no ocupa espacio informativo ni existe.


Pero justo este panorama descorazonador guarda en si mismo un corazón sangrante. Si la membrama se impermeabiliza y se vuelve muro no queda mas remedio que tirarla o que escalarla. Somos también nosotros, nuestros niños , la generación del internet y de la información que fluye también desde nosotros hacia el mundo. Somos los jóvenes criados en el régimen del capitalismo tercializado , de la “productividad immaterial” que como señalaba Hardt es la forma de capitalismo que mas afectada se ve por las luchas por lo común. Es el de la horda de muchachos del precariado y por ende la del abandono del picapiedrismo. La generación que ha visto caer el “santo trabajo” dignificador desde su peana a los infiernos. La generación del cognitariado, de los que sabemos que las “cosas” se pueden regalar.Los niños que albergamos más que nunca un mundo nuevo en nuestros corazones.



La mirada de muchos puede ser cínica pero es siempre también distante. Todos incluso los soldados del régimen son en mayor o menor medida incrédulos y disponemos de mas información que nunca para hacernos fuertes. No estamos esperanzados, es evidente que las salidas conocidas que nos debían liberar han quedado bloqueadas, pero justo por ello disfrutamos del mejor estado de ánimo para hacerle frente, la desesperación. No somos una generación esperanzada pero si una generación cada día mas desesperada. Por ello somos la generación adecuada para combatir el desierto emotivo y la soledad y construir un mundo fuera de sus leyes.


Y el dilema sigue siendo. Que hacer?

Reivindicar las formas en que la dictadura explotaba en otros tiempos, a través del encierro generalizado, la rutina, el núcleo familiar policíaco y el trabajo estable es sencillamente estupido. Dos son los lastres que hay que empezar a dinamitar: Competición y Miedo. No el miedo como impulso vital de supervivencia, sino el miedo al miedo. El miedo que se alimenta a si mismo, sin objeto determinado. Quizás mas que de miedo tendríamos de hablar directamente de pánico social. El panico que arrebata aquella potencia emancipatoria que queremos arrancarle a la propia esquizofrenia condenandonos a una dictadura socio-paranoide. Hay que guerrear contra la hostilidad competitiva y contra su pánico circular absurdo que inoculan a través de los medios. Dinamitar toda su estrategia de fascistización a través de su obsesión securitaria.


Dos son las palabras que hay que empezar a reflotar: recuperar el apoyo mutuo y generar poder popular. Si la sociedad no existe, si es pura representación, tendremos que generar e inventarla nosotros. Exiliarse del circuito y repoblar el mundo, pero no en ninguna isla paradisíaca o sus versiones low cost de utopía desconectante, sino aquí y ahora. No solo en el planeta sino también en el mundo.



"En otras palabras, tal y como yo veo la transición hacia la democracia inclusiva, ésta emplearía dos tipos de táctica, o, si lo prefieren, estrategia: por un lado, la estrategia defensiva habitual de la izquierda, que consiste en tomar parte en las luchas de la clase obrera, de la gente en general contra los ataques de la globalización neoliberal. Pero, tal y como yo lo veo, ésta es sólo una parte de la lucha. La otra parte, que es igual de importante, si no más importante todavía, de la lucha es la parte positiva, es la que implica la construcción de instituciones alternativas dentro de la sociedad actual.

“De hecho, este proceso ya ha comenzado, quiero decir, pueden ver en todas partes cómo diversos grupos organizan cooperativas, comunas, etc., los esquemas de alianza en los países anglosajones, según las cuales la gente, y sobre todo la gente sin empleo, evitan el uso del dinero y relacionan sus servicios directamente con otros servicios ­ así que hay toda clase de esquemas similares en funcionamiento en estos momentos ­. El problema es que todos estos esquemas no forman parte de un programa riguroso de cambio político."

Takis Fotopoulos.


"Sólo cuando el cognitariado comprenda que debe hacerse autónomo de la ley del capital, sólo cuando sepa dedicarse íntegramente (y por necesidad) a la creación de una esfera pública independiente, entonces se abrirá un nuevo horizonte. Lo que no significa que deba hacerse esperar mucho tiempo. Hasta ese momento el único trabajo útil consiste en decir: abandonad las ilusiones, preparaos para luchar. "
Franco Berardi


Mientras el capital celebra sus orgías, mas que nunca organizar la mafia.

Mas que nunca querer vivir.


Albert Martín-Rubio.

viernes, 3 de junio de 2011

Leccionarios.


Somos la generación de la regañina. Hemos  sabido enviar dolorosas reprimendas a políticos “ a gestores de lo publico” a tecnócratas de medio-pelo y a los mandos de los policías. Les hemos explicado que la calle es del pueblo y además que lo sabemos, que no nos hemos olvidado de ello. Aunque durante los días “normales” finjamos que realmente la calle es cosa suya y que se trata de circular y comprar. Les hemos dejado claro que si queremos somos mas listos que ellos, que ellos tampoco son para tirar cohetes, les hemos dado, cuando nos ha apetecido, una inyección de humildad por intravenosa y nos hemos reído de su espuma de rabioso, de prepotente, de pobre diablo rico que vive resbalando en su propia mierda. Les hemos espetado en la cara que sabemos cambiar un recorrido en el ultimo minuto y destrozarles una encerrona, que podemos generar el dispositivo adecuado para proteger una plaza y frustrar un desalojo policial. Les hemos demostrado que entendemos bien como funcionan los poderes facticos y que entendemos de la idiosincrasia y el funcionamiento de un mass media.

Pero nos quedamos aquí, en la regañina, en la lección, en el truco del malabarista, en el ejemplo edificante. Nos contentamos en ganarles al ajedrez, vencerles en la sofisticación. Nos encanta sacar pecho y vencer la batalla moral en el campo de lo mediático, de lo publicado. 

Pero somos demasiado caprichosos, nos falta: SEGUIR. He aquí nuestro telón de Aquiles, nuestro mal, nuestra verdadera debilidad.

Tenemos la inteligencia, la determinación, somos capaces de poner el cuerpo cuando se nos exige, sabemos ordenar la reivindicación, y actuamos con la valentía y el número suficiente como para hacer recular la policía militarizada (o los militares de baja intensidad). Pero.... necesitamos nuestra dosis de novedad. Somos caprichosos y cuando estamos cerca, muy cerca de pegar un golpe fuerte en medio de la nariz del Estado, obligarlo a cambiar el escenario o de negociar, nos fundimos como un azúcar en un café. Quizás no es capricho, quizás es autoestima. Quizás es que aun no entendemos del todo, de lo que somos capaces, que de verdad estamos teñidos del color de la derrota heredada y nos han acabado por convencer que de verdad la historia se acabo y ellos ganaron. Y mientras no despertemos de la mentira circular :Nos deshacemos. Ganamos una posición y volvemos a nuestra vida cotidiana sin dejar huella. Retrocedemos por puro no saber que se puede seguir. Nos sentimos ufanos y alegres de verlos tan ridículos y nunca seguimos, desertamos como si saliéramos del cine o del teatro. Se cierra el telón y aplaudimos.  Y el Estado magullado finge normalidad y vuelve a sus puestos, y todo sigue igual y ni una sola ley hemos reventado aun. Pero  mientras el cuello de botella se hace mas estrecho: la precariedad material avanza , la represión policial aumenta, el saco de la marginalidad se engrosa,  las opciones se reducen, la calle esta cada día mas secuestrada  y ellos cada día son mas ricos y están mejor armados.

Cuando tomaremos la determinación de sencillamente SEGUIR?
Sabemos que no queremos y sabemos que cuando hemos querido hemos podido hacerle agujeros a su dictadura del tedio , de la competitividad y del aislamiento.
Pero nos falta seguir. Pero no en la micromilitancia sino seguir cuando se es un cuerpo anónimo inmenso. Cuando tomaremos conciencia, de que se puede apretar el acelerador? Ya nos esconderemos, ya nos refugiaremos cuando el gigante este herido, pero ahora? Ahora solo toca seguir y abandonarse.